Underwater session x Tote Vaes

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Acapulco mi amor

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Acapulco mi amor 〰️

Acapulco es un puerto que tengo clavado en el corazón de una manera muy especial. Está en mi historia desde que tengo memoria, ha sido el hogar más acogedor y lo envuelven contextos de los que más disfruto.

Acá los colores vibran alto. Sus playas son cálidas y amables. Los rincones se sienten como abrazos e inevitablemente andar sus calles son recuerdos de grandes aventuras hasta la fecha. Mi papá, el jueves pozolero, los sopes de frijol negro con queso costeño, los cocos más tiernos, la bahía de Santa Lucía, los ratos en Bonfil, los mangos, la carambola, las postales que regala la Escénica, el clima y algunos buenos amigos, son imanes de mi vida hacia Acapulco.

Tiene cierta magia que no es sencilla de transmitir con palabras pero si fácil de reconocer cuando se vive con el local adecuado. A veces cierro los ojos y me imagino el Acapulco viejo, sin edificios, lleno de palmeras y vegetación tropical… un paisaje que me hubiera encantado conocer.

En esta visita a casa amarré coincidir con Tote Vázquez (@totevaes), fotógrafa acapulqueña con la que hace un año me sumergí en la bahía para experimentar plantando aves del paraíso bajo el agua. Tote captura y tiene un toque súper fresco para su trabajo, personalmente sus fotos son resultados que disfruto observar para cuasi transportarme a ellos. Así fue que viajé contenta sabiendo que iríamos juntas otra vez a nadar para ver nuevos frutos.

Amanecimos escogiendo La Roqueta, una joya. Isla pequeñita con recovecos re lindos frente a Caleta. El día estaba entre nublado, con el sol brillante asomándose a ratos. Zarpamos al lugar con un ride de Acapulco Scuba Center (@acascuba), gran escuela de buceo con excelente trayectoria a cargo del buzo José Vázquez. Su staff ameno nos regaló varias horas de buena compañía, consejos y risas.

Mantarraya de @acascuba camino a La Roqueta.

Mantarraya de @acascuba camino a La Roqueta.

Si bien los inviernos en Acapulco son como extensión de primavera, la temperatura del agua se pone un poco fría para los locales, aun así es súper disfrutable. Ya anclados nos echamos al agua para hacer el primer scouting al lugar dónde vimos las mejores condiciones. Nos recibió un enjambre de aguamalas que tuvimos que torear dentro de lo posible para huir de los piquetes, misión -menos que más- exitosa, aunque nada grave.

Foto @totevaes

Foto @totevaes

El proceso fue distinto a la vez anterior por los tipos de flores, la luz y la profundidad. Probamos usando plomo para un menor nivel de flotabilidad al hacer las inmersiones, buscando tener un poco más de control bajo el agua. La claridad era perfecta.

En cuanto a flores me decidí por agapandos, en mi cabeza tienen cierto parecido a corales o erizos. También quise involucrar azucenas, caladios, kalanchoes y una hawaiana que corté en mi jardín. Fue interesante comparar el comportamiento y resistencia que tiene cada elemento en este ambiente ajeno a ellos. Probar es la única manera de descartar.

Fue un día de goce con horas bajo el agua. Compartidas con Tote, peces de todo tipo, aguamalas y una que otra raya. Tenerlos presentes en interacción con las escenas de las flores fue una linda forma de recordarme que nosotros solo estamos de paso en estos paisajes que disfruto tanto pero son tan ajenos a nuestras capacidades naturales.

Gracias Tote por la paciencia y compartir tu talento.

Acapulco, gracias por ser casa.

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Todas las fotografías acuáticas fueron tomadas por @totevaes.

@totevaes antes de entrar al agua.

@totevaes antes de entrar al agua.

- V.

Valeria Navarro